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¿Qué es lo que hace complejo al ser humano y que nos distinga de otros seres? Las emociones son la respuesta a esta pregunta, hay diversas emociones por las cuales el ser humano experimenta a lo largo de su vida. Dichas emociones son constantes las cuales algunas conforman nuestro estado de ánimo en general o en si llegan a relacionarse directamente con un evento o acción las cuales provocan una respuesta emocional en el individuo que vive una determinada experiencia.
A lo largo de los años, mucha gente ha etiquetado o calificado a las emociones como “buenas” y “malas”, cabe señalar que NO hay emociones buenas o malas, simplemente son emociones. Lo que sí está en nosotros como personas, es en la gestión sana de estas con la finalidad de expresarlas sin dañarnos a nosotros mismos o a terceros.
Antes de poder gestionar las emociones, debemos de ser conscientes tanto de nuestras emociones como las de terceros para así poderlas regular.
- Emplea un registro emocional
El uso de un registro, diario o bitácora ayudará a que puedas plasmar directamente de tu mente a algo más concreto. Aunado a esto, te permitirá tener mayor conocimiento de tus emociones e incluso contemplar la estabilidad de estas en determinados días.
- Realiza ejercicios de respiraciones o mindfulness
Puede sonar bastante obvio este punto. Sin embargo, el hecho de que te tomes el tiempo para respirar detenidamente te ayudará a que tengas mucha más claridad al momento de identificar las emociones, poder regularlas con tiempo y calma y sobre todo a que puedas encontrar una mejor solución ante la situación por la cual estes atravesando.
- No persigas los conflictos
Si bien hay situaciones que disparan las emociones y que llegan a ser impredecibles, se puede tener un manejo emocional y del conflicto funcional a pesar de los estresores psicosociales que pueden presentar. Tomemos como ejemplo el escenario de una pelea, no persigas el conflicto con la persona. Es decir. No busques pelear o tener la razón ante una discusión, ya que estando en un estado de enojo podemos intercambiar comentarios hirientes que no necesariamente eran intención nuestra, por lo que es mejor retirarte del lugar en donde se esté originando el conflicto, y poder identificar qué fue lo que te causó malestar en esa discusión, así como identificar errores que hayas tenido para posteriormente hablarlos una vez que ya se tenga más regulado el enojo y estes pensando con más claridad.
- Realiza actividad física
Científicamente está comprobado que, al realizar cualquier ejercicio físico, se liberan endorfinas las cuales contribuyen a un buen estado de ánimo. Al hacer esto el cerebro tiene muchas más probabilidades de afrontar cualquier situación con mayor creatividad, así como mayor control emocional ante un conflicto en específico.
- Desarrolla la Escucha Activa
Parte de la empatía se centra en este punto, la mayoría de las veces las personas hablan o pelean ver quien habla primero, pero no escuchan. La escucha activa consiste en literalmente escuchar lo que dice la otra persona y en el lenguaje no verbal. En textos anteriores he mencionado que siempre estamos comunicando algo y no necesariamente tenemos que hablar. El 30% es lenguaje verbal y el otro restante es lenguaje no verbal, por lo que es recomendable que leas las expresiones o gestos no verbales de la persona con la que estas comunicándote para evitar malas interpretaciones que a su vez den pie a un conflicto.
Parte de la responsabilidad de uno mismo, está en tener una gestión emocional sana, así nuestros vínculos afectivos serán mucho más claros y podremos mantener un bienestar psicosocial. Es decir, se mantiendrá a un nivel sano nuestra relación con los demás.
Escrito por: Psic. Jordi Alejandro Rojas Zamudio.